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La gran familia del surf no entiende de tópicos



El estereotipo de los surferos los define como altos, jóvenes, fuertes, de pelo largo, con un estilo desenfadado en su comportamiento, con pulseras y una vestimenta colorida. Sin embargo, esa imagen es un mito; seguro que hay algunos que cumplen esos requisitos, pero la mayoría de los «tabloneros» que estos días se dan cita en Salinas con motivo del festival Longboard tienen estilos muy diferentes a las características comunes que se les presume. 

John Milius, director de la película de culto «Big wednesday», decía que todo lo que se necesita para un buen «film» de surf es una combinación de autos clásicos, grifos de soda, piruetas sobre tablas y frases como: «Eres un chico muy radical», porque «radical» en la década de los 70 era la coletilla surfera por excelencia. Cuarenta años después, la evolución ha sido inevitable pero alguna semejanza perdura: caravanas, cerveza, acrobacias sobre tablas y frases como: «Tío, vaya como molas». 

El surf nació en Hawaii pero se ha extendido por todo el mundo. Salinas es una de las playas con «mejores olas de Asturias», según Gonzalo López, uno de los surferos presentes en la localidad castrillonense, que desde hace diez años acoge todos los veranos a multitud de «tabloneros» llegados de diferentes partes de España e incluso de Europa, dispuestos a cabalgar las olas como solo ellos saben. 

Juan Antonio Barroso y su hijo Jorge, de 8 años, llegaron anteayer desde Cádiz. Es la segunda vez que se acercan a la costa cantábrica en verano con ocasión del festival Longboard. «Hemos venido por recomendación de unos amigos y porque las olas de Salinas son muy buenas en verano», explicaba el padre. Luca Gallino, un surfero italiano, llegó ayer con otro amigo a bordo de una caravana. A sus 29 años ya ha probado las olas de muchas playas de Francia, Italia, País Vasco y California y no quiso perderse las asturianas. 

Gonzalo López se decanta por el kitesurf, una modalidad que consiste en el uso de una cometa de tracción para deslizarse por el agua: «Aquí no se hace mucho porque falta viento, pero este año he querido probar». Wimy Izquierdo lleva veinte años practicando surf y ha llegado a coger olas de 4 metros. «Vengo todos los veranos al festival y la verdad que este año está mucho mejor organizado que el pasado», comentaba. 

Familias enteras, mayores y pequeños, gente de toda Europa, hombres y mujeres... A la vista está: no hay prototipos inmutables en este deporte.

Fuente: LNE

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