Entrevista a: Alejandro Reyes


El amor, el cuento de nunca acabar



«Los príncipes azules destiñen». Así se titula el libro de la escritora Gabriela Acher sobre uno de los asuntos que más preocupa a muchas mujeres: los hombres. La idealización masculina siempre ha sido un tema de discusión para todas aquellas que buscan un príncipe seductor pero fiel, misterioso pero fiable, romántico pero práctico y duro pero tierno. Una idea vinculada a historias infantiles como «Blancanieves y los siete enanitos» o «La Bella Durmiente», y que se aleja tremendamente de la realidad. Iván Rotella, sexólogo y coordinador del centro de atención sexual, explicó ayer en una de sus ponencias del curso de la Universidad de Oviedo, «Sexología: erótica, deseo, amor y pedagogía», que igual que sucede con las historias infantiles, si la gente se cree todo lo que ve en las películas porno, probablemente en unos años tenga que tener una consulta psicológica en vez de sexual. Y es que «un tío que sea bueno con el ordenador puede hacer que salga el AVE con pasajeros saludando de la vagina de una mujer», así de explícito fue el sexólogo. 

Las películas para niños se han convertido en el referente amoroso de muchas personas, un amor «ideal» que tiene unos prototipos muy determinados y que en pleno siglo XXI ya no refleja a la población. Ahora las niñas no sólo han dejado de querer ser princesas, sino que muchas prefieren no tener príncipe, o incluso ejercer ellas mismas de heroína en la película. 

A pesar de todo, el mito de la media naranja o el amor cortés e imposible de «Romeo y Julieta», son ideas que la propia sociedad determina y que se ha convertido en una norma social, que como tal, exige un castigo para aquellos que se desvían. «Ya llegará tu hombre ideal», «¿Cuándo os casáis?» y «se te va a pasar el arroz», son algunas de las frases más habituales. «El amor depende de cada persona y está en nuestras manos cambiarlo si no estamos a gusto con él», explicó Anabel F. Francos en su charla sobre «Buenos amores». La sexóloga apoya exclusivamente una idea: ser feliz. No importa si para ello hay que ir en contra de la sociedad y sobre todo, no se deben seguir los modelos establecidos si no te llenan. Y es que la tradicional frase «fueron felices y comieron perdices» ya está pasada de moda. Ese amor por el que tanto se lucha en las historias y por el que tan mal se pasa hasta que se consigue? ¿De verdad es tan perfecto que dura para siempre? ¿Qué ocurre después del beso y del «the end»? 

La convivencia, los roces y las frustraciones le llegan hasta a la mismísima Blancanieves. No existe la pareja perfecta porque detrás de esposas y maridos, novios o novias, parejas o amigos con derecho a roce, están las mujeres y los hombres. Las personas. Y puede que para muchas de ellas el amor no se conciba como la unión perpetua entre dos individuos. Puede que los objetivos vayan desde el matrimonio, hasta la independencia absoluta, o incluso la formación de una pareja permitiendo relaciones sexuales con otras personas, explicaron los sexólogos. Las reglas las pone cada uno. Ése era el objetivo de la charla de Francos. ¿Por qué llamar amor a lo que en realidad es sexo? ¿Por qué hay que buscar enamorarse cuando sólo apetece un rato de diversión? 

Que ahora las mujeres ya no usan zapatitos de cristal y que todo el mundo sabe que los finales felices son historias sin acabar. 

Consejos de la sexóloga:

l Los celos. La mayoría de las personas tienen celos. Cuando se vuelven enfermizos, los celos comienzan a incomodar y a hacer daño a la pareja.

l No respetar el espacio de la pareja. Tiene que correr el aire y que cada uno tenga su espacio. l Falta de comunicación. Hablar las cosas pero sin llegar a lo que la sexóloga Ana Fernández denomina «sincericidio», que es decirle a la pareja cosas que le pueden llegar a hacer daño.

l Expectativas. Creer que la otra persona va a cumplir todas y cada una de las expectativas.

l Decidir por la pareja. Poner en el pensamiento de la otra persona pensamientos que no son suyos.

l Deseo erótico propio. Creer que los dos viven la relación como lo hace uno, cada uno es cómo es.

l Hijos. Convertir a los hijos en el centro de la relación porque se olvida que hay espacios para la pareja.

l Rutina. Hay que cuidar a la pareja, en el sentido de conquistarla diariamente.

l Cuidarse. Tanto a nivel físico como emocional. Mimarse y hacer cosas que gusten. Cuanto mejor se sienta uno consigo mismo más cosas positivas le transmitirá al otro.

l Formas de sorprender. Es muy importante buscar espacios poco habituales o salir a cenar un par de veces al mes por sitios diferentes.

l Cama. Hay que ir a disfrutar no a competir. No son los juegos olímpicos.

Un mundo para fotografiar bajo el mar



Las vistas desde los acantilados, los verdes valles y las playas son algunos de los paisajes más fotografiados por los turistas que visitan la comarca avilesina. Pero hay paisajes desconocidos que solo unos pocos privilegiados son capaces de captar a través de un objetivo. Los peces, los arrecifes y los ambientes submarinos constituyen el hobbie preferido de Luis Ángel Díaz, campeón de Asturias de Caza Fotográfica en Apnea 2011, que participó ayer en el Campeonato de Asturias de Fotografía Submarina en la playa gozoniega de Moniello. 

Este buceador de 24 años y su compañero Antonio Alba, que le sirve de modelo en este concurso, aspiran a un puesto en el Campeonato de España. «Todo surgió cuando empecé a estudiar Biología. Como me gustaba mucho el mar y me encantaba la fotografía, probé el buceo», explicó Luis Ángel Díaz. 

«La sensación que se experimenta a varios metros bajo el agua es lo más parecido a la relajación absoluta. Es increíble, puedes observar una fauna diferente mientras escuchas tan solo el sonido de tu respiración», según explica la invitada cántabra Virginia Fernández. «Sentirte mecida por la corriente es una sensación única», añadió su compañera Rebeca García. Pero un deporte como el buceo no está exento de peligro, y de riesgos sabe un rato el veterano Antonio Alba, que en una inmersión se quedó sin aire en las profundidades y tuvo que tirar de su compañera para poder sobrevivir. 

Las 11 parejas participantes realizaron ayer cuatro inmersiones de 90 minutos cada una para tomar las seis fotografías que optan a ganar la competición: dos de peces, dos de invertebrados y dos de ambiente. Para evitar trampas, cinco comisarios esperan en las playas y vigilan desde un barco. Aquellos submarinistas que superen la hora establecida son sancionados con una penalización de dos fotos por minuto. «En una ocasión encontramos una medusa enorme, nos pusimos a hacerle fotos y se nos pasó el tiempo completamente, fue una verdadera faena», aseguró Antonio Alba. Según la representante de la Federación, Esther Martínez, la afición está repuntando. «La foto submarina ha mejorado muchísimo gracias a la tecnología. Ahora las cámaras son más potentes y permiten al fotógrafo estar más tiempo observando. El único problema es el precio de los equipos porque se han encarecido y solo pueden permitírselos algunos buceadores», explicó Martínez. 

La calidad, la rareza del pez, el ambiente y la luz son algunas de las características que el jurado tendrá en cuenta a la hora de analizar cada una de las fotos y de elegir a los buceadores que se sumergirán en el Campeonato de España.

«Ekabo, ekabo»: bienvenido al ritmo africano



Decenas de adultos, jóvenes y niños cantaron ayer al unísono «ekabo, ekabo...» -bienvenido en un dialecto africano- mientras bailaban al ritmo de los tambores en la plaza del centro cultural Niemeyer. El coreógrafo y bailarín nigeriano Peter Badejo se quiso despedir de los avilesinos con una clase magistral abierta a todas las personas que tuviesen ganas de sentir la verdadera esencia de la danza africana. 

Era la una de la tarde, el tiempo acompañaba y los tambores sonaban, pero los espectadores se mantenían fríos, alineados lejos de los bailarines. Fue solo cuestión de minutos que los más atrevidos se animarán a romper el hielo para que, luego, decenas de personas les siguieran. El grupo «Badejo Arts» cuenta con 13 componentes que después de haber interpretado el espectáculo «Culture is my pride» el día anterior animaron ayer a todos los espectadores a bailar. O mejor dicho, a casi todos; Wole Soyinka, el primer Nobel de literatura africano, no se quiso perder la clase magistral y se acercó a la plaza, aunque para él la clase fue solo teórica. 

«Estamos muy contentos por haber sido invitados a esta magnífica ciudad y muy felices porque un centro tan importante como el Niemeyer realce nuestra cultura», afirmó Badejo. Esas fueron las palabras con las que el director del grupo introdujo el baile. Más tarde añadió: «La danza forma parte de nuestras vidas, es nuestra interpretación filosófica de ella, el modo de ver nuestro día a día. Nace y muere con nosotros». Además, el director explicó que se sentía muy arropado por la cálida audiencia avilesina y que eso le recordaba mucho a la gente de su país. 

«La danza africana es un sentimiento y por eso tiene que salir desde muy adentro; sólo así puedes expresarlo luego hacia el exterior. Yo creo que el sonido está interconectado con el cuerpo y por eso los movimientos africanos fluyen con naturalidad», explicó el coreógrafo. «Odabo», que significa adiós en dialecto africano, resonó con fuerza en las bocas de los bailarines del grupo y también en la de los bailarines improvisados. Y, aunque la música inspiraba alegría, la caras de tristeza por la despedida se apoderaron de muchos de los visitantes nigerianos.

La cultura africana llega a Avilés de la mano del Nobel Wole Soyinka



La cultura africana llega al centro cultural Niemeyer de la mano del premio Nobel de Literatura Wole Soyinka y del coreógrafo y bailarín Peter Badejo. El arte, la literatura, la danza y el cine, todo ello con acento nigeriano, se podrán disfrutar desde esta tarde y durante todo el fin de semana. 

La inauguración de la muestra «Máscaras y miniaturas. Colección personal de Wole Soyinka» está prevista para las ocho de esta tarde en la sala 2 del edificio polivalente. Lo llamativo de la exposición es que lo que se muestra son objetos personales del propio Soyinka reunidos durante años en su casa de Nigeria. Además, para que los visitantes puedan acercarse a la cultura y a la literatura africana, el primer Nobel africano de Literatura ha seleccionado unos libros de gran valor histórico que todos los presentes podrán leer y disfrutar en la «Biblioteca Nigeriana, por Wole Soyinka», situada en el mismo lugar que la exposición.

El mismo día, el famoso bailarín nigeriano Peter Badejo presentará a las diez y media de la noche «Arugbá» una película del cineasta Tunde Kelani, que ha seleccionado una serie de películas de bajo presupuesto y filmadas en vídeo para incluirlas en el ciclo Series Africanas de Soyinka (SAS), una forma de acercar gratuitamente la cultura africana al gran público. 

El sábado, 6 de agosto a las ocho de la tarde Soyinka acercará a sus oyentes a la situación de la cultura de su país y mostrará el impacto que ésta tiene sobre la sociedad en la conferencia «Cultura y política en Nigeria». Y para acompañarlo, una hora después, en el club, el bailarín Badejo le pondrá ritmo al día con su espectáculo «Culture is my pride». Desde Trípoli hasta Ciudad del Cabo, el afamado grupo de danza «Badejo Arts» bailará para el público asturiano en un espectáculo lleno de sonido y de movimiento. Su director artístico es el propio Peter Badejo, condecorado con la Orden del Imperio Británico por la Reina de Inglaterra debido a su contribución al desarrollo de la danza en Gran Bretaña. 

Como remate final al fin de semana «africano», el Centro Niemeyer se despide con una clase magistral del bailarín para personas a las que les guste la danza, ya sean profesionales o principiantes. Una actividad para todos los públicos que se llevará a cabo a la una de la tarde en la plaza del Niemeyer.

Entrevista a: Jenefer Lowe



Jenefer Lowe nació en Cornualles (Inglaterra) y está licenciada en Estudios Celtas por la universidad de Aberystwyth y de Cardiff. Actualmente es la gerente de una asociación del sector público encargado de realizar proyectos destinados a desarrollar el uso de la lengua del condado y ha acompañado al grupo «Kekezza» en el festival Beltaine. 

-¿En qué consiste exactamente su cargo dentro de Cornualles? 

-Se puede decir que soy la encargada de la lengua. 

-¿Por qué viaja con el grupo «Kekezza»? 

-Porque hay dos grupos de este tipo, uno es el de los mayores, que es donde yo bailo, y otro es el de las pequeñas, que es el que está aquí y donde también baila mi hija. Ella empezó cuando era muy pequeña tocando con el de las mayores y tomó la iniciativa de crear un grupo, y aquí esta ahora. 

-¿Por dónde han viajado?

-Por toda la Bretaña francesa, por Gales y ahora en España con el grupo de las pequeñas. Con el grupo de los mayores hemos estado por América, Rumanía y en general por todos los países celtas (Francia, Escocia, Gales?) 

-¿Desde cuándo se dedicas al folcklore? 

-Hace treinta años que empecé a bailar y llevo tres con el grupo de los mayores. 

-¿Cuál es el objetivo principal de su grupo? 

-Intentamos desarrollar nuestra cultura para que no se pierdan las costumbres. Estamos recuperando la tradición respecto al baile, al idioma etc. El «kernewek» es un idioma que se remonta a la época medieval y que es una mezcla entre escocés y el idioma de Bretaña, y tratamos de expandirlo. 

-Dígame alguna peculiaridad de su tierra. 

-Lo más típico de Cornualles es un pueblo pesquero en el que se practica, además de la pesca, el submarinismo para conseguir comida. También es muy característico el tipo de danzas y bailes que nosotros hacemos y el hecho de cocinar con azufre la comida. Como plato típico cabe destacar el «paspies», una mezcla de carne picada con patatas, cebolla y pimiento. 

-¿Cree usted que hay muchos vínculos entre Cornualles y Asturias? 

-Aparte del origen celta, encuentro similitudes en la comida y en los puertos pesqueros. 

-¿Qué destacaría de Avilés? 

-Es la segunda vez que estoy aquí y he visitado Castrillón, Illas y hemos ido a la playa de Salinas. Además las voluntarias del festival Beltaine nos han hecho una visita guiada por Avilés. La gente es muy agradable y me gusta hablar con ellos porque podemos comparar las culturas y es interesante. Lo más bonito de Avilés es el casco antiguo y el Niemeyer, que creo que es un punto fuerte para el turismo.

Entrevista a: Simon Lemoine



Giros al límite, frenadas de infarto, automóviles a dos, cuatro u ocho ruedas, motos que saltan siete coches y personas envueltas en llamas son algunos de los números que se pueden ver estos días en Avilés en el espectáculo de «Xtreme Motor Show». Uno de los protagonistas es el piloto Simon Lemoine, un alemán de 28 años que presentó ayer su número, por primera vez en España, en el pabellón de exposiciones de la Magdalena.

-¿Cómo decide dedicarse a este trabajo de riesgo? 

-Empecé a conducir con 3 años, y la verdad que me viene de familia, es algo generacional. Mi familia lleva décadas dedicándose a este tipo de espectáculo, aunque tengo que decir que cuando empieza el show mi madre se va porque piensa que estoy loco. 

-¿Qué siente cuando está subido en alguno de los «Big foot»? 

-Siento la adrenalina, y eso es lo que más me gusta. 

-¿Alguna vez hubo algún accidente grave o algún caso en el que el piloto saliera malherido? 

-Pues sí, de hecho yo mismo he salido mal parado en diferentes situaciones. Una vez me rompí un tobillo y estuve tres meses ingresado en el hospital. También me rompí la pierna por dos sitios diferentes y se me salió el hueso; el brazo me lo he roto en varias ocasiones. Si es un buen accidente lo peor que te puede pasar es que te rompas algo, pero si es un mal accidente hay que operar y eso conlleva estar seis semanas sin trabajar. 

-¿Han mostrado su show en muchos países? 

-Hemos viajado por diferentes lugares. Entre ellos Noruega, Finlandia, Francia, Italia, Suecia y Alemania, pero nuestro objetivo es recorrer la mayor parte posible de Europa. Ahora estamos en España e intentaremos visitar todas las comunidades posibles porque estaremos aquí, más o menos, seis meses. -¿Cuánto personal compone el cuerpo técnico del espectáculo? 

- El show está constituido por un equipo que incluye siete «stunt men», dos especialistas, cuatro técnicos, cuatro asistentes, un técnico en efectos especiales, tres mecánicos y cuatro empleados de pista. 

-¿Qué tipos de vehículos componen los números? 

-Necesitamos una amplia variedad de automóviles para nuestro espectáculo. Empleamos cabezas de tráileres, quads, motocicletas, coches de gran cilindrada, coches viejos para destrozar y la estrella del show: el «Big foot», considerado como un camión monstruo de ruedas muy pesadas. Es una marca registrada en Estados Unidos. De este tipo tenemos dos: uno es rojo y tiene grabado «monstruo», es un Chevrolet completamente hidráulico de seiscientos caballos. El otro es «mi bebé», un Cadillac blanco de quinientos caballos totalmente hidráulico que me permite girar las ruedas hacia dentro y hacia fuera. 

-¿En qué consiste exactamente el show?, ¿qué sorpresas se puede encontrar el espectador? 

-Básicamente se conducen coches sobre dos, cuatro u ocho ruedas. Hay muchos tipos de saltos, los que más suelen impactar son los de las motos, saltos sobre siete coches de una vez. Hay piruetas sin agarrarse a la moto y salir de un salto si es necesario. Hay que verlo.